Deseo sexual y salud mental
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No solemos darnos cuenta, pero todas las partes de nuestro cuerpo están relacionadas y por eso sexo y mente tienen mucho que ver, tanto que para estar mentalmente sano hay que tener una salud sexual correcta.

De hecho, no mantener actividad sexual nos puede afectar y cuando padecemos un problema de la mente, como la ansiedad de la que ahora tanto se habla, en muchas ocasiones no nos apetecerá tener sexo, aunque tengamos la oportunidad para ello.

La abstinencia sexual afecta de forma negativa a nuestra mente

En estos momentos se habla mucho de salud mental, pero aún nadie se ha atrevido a conversar en público de sexo y mente, de cómo ser célibe de forma involuntaria afecta a la cabeza de muchas maneras y ninguna buena.

Sube el estrés y la ansiedad

Todos hemos sufrido estrés y ansiedad en algún momento de nuestras vidas, una situación que mucha gente padece a diario y que se ve agravada por la falta de sexo, debido a que cuando estamos con otra persona el cerebro libera sustancias como las endorfinas que nos dan una enorme tranquilidad.

Es cierto que no tener sexo no es un motivo para padecer un cuadro de ansiedad severo, pero es otro de los problemas más que se suman a los que ya existen, haciendo que esta situación se agrave.

La autoestima baja

Tener baja la autoestima es otro de los problemas de millones de personas y aquí la salud sexual tiene mucho que decir, en un ejemplo más de la interconexión entre el sexo y la mente.

El sexo es bienestar y aquellos que no lo practican se pierden esto, tanto que a veces sienten que su vida no merece demasiado la pena, agravando todo tipo de problemas mentales que pudieran tener y llegando a hacer que aparezcan otros.

Afecta a la producción de neuronas nuevas

Esto parece ciencia ficción, pero no lo es. Hasta no hace demasiado tiempo se creía que nuestro cerebro solo producía neuronas nuevas cuando éramos unos niños, de forma que al crecer eso se paraba.

Sin embargo, ahora ya se sabe que esto no es así, de tal modo que en 2013 un artículo que salió publicado en los Estados Unidos afirmaba que la práctica sexual regular estimulaba la producción de neuronas.

Así, las relaciones sexuales podrían retrasar la aparición de enfermedades mentales graves, como el Alzheimer, siendo el sexo una forma de prevenir esto que seguro que le gusta a todo el mundo, pues son pocos los que evitan una relación sexual si pueden mantenerla con alguien que les guste.

No somos felices sin sexo

La falta de sexo nos causa infelicidad, una conclusión que nos hace ver la importancia que tiene en nuestra vida, aunque los especialistas avisan de que el bienestar que se obtiene no es ilimitado.

Importa la calidad, ya que a partir de cierto número de relaciones la dicha no aumenta, e incluso es posible que nos perjudique, puesto que lo vemos como una obligación que puede provocar estrés y malestar.

Se trata de un problema bastante serio, que llega a afectar a muchos ámbitos de la relación y que puede terminar por romperla, ya que entre sus manifestaciones está la desconexión emocional, lo que no es nada positivo a la hora de convivir con otra persona.

¿Cómo afecta a nuestras relaciones de pareja?

Esta vulnerabilidad psicológica nunca es buena para la pareja, puesto que cuando una persona la experimenta se siente débil, asustada, y crea una barrera que es complicada de franquear.

Al final, incluso las relaciones sexuales se ven afectadas, en especial en el caso de los hombres, los cuales pueden llegar a sufrir impotencia debido a los nervios o a la ansiedad que les provoca sentirse de esta manera.

Se genera la clásica situación que se denomina como ?la pescadilla que se muerde la cola?. Por un problema del tipo del estrés en el trabajo, o el miedo a ser despedido, el hombre se siente mal, no es capaz de mantener relaciones y eso hace que se sienta vulnerable, lo que consigue que la situación se agrave.

Esto puede ser aún peor si el otro miembro de la pareja se lo reprocha, y a veces incluso no decir nada lo complica todo, ya que eso hace que la situación de malestar se haga mayor y la relación termine por romperse.

En el caso de la mujer, la impotencia no es un problema, pero la vulnerabilidad psicológica se manifiesta con una falta de deseo sexual continuado que puede llevar a la pareja a irse al traste, pues lo queramos o no, el sexo es una parte fundamental en una convivencia sana.

¿Qué soluciones existen?

Una primera solución es dejar atrás los miedos y hablar claro con nuestra pareja. Explicarle qué es lo que nos produce esa situación, por qué estamos así, la razón por la cual no tenemos deseo sexual o padecemos impotencia y pedirle ayuda.

De hecho, los expertos dicen que sentirnos vulnerables y hacer partícipe a la pareja incluso puede ser beneficioso para la relación a largo plazo, pues se aumenta la conexión al mostrarnos confiados.

En cuanto a la segunda solución, si la vulnerabilidad ya se manifiesta con problemas físicos como la impotencia, lo mejor es hablar con nuestro médico de familia, no ya para que nos recete pastillas contra la disfunción eréctil, sino con el fin de tratar los síntomas en origen.

Antes de medicarnos contra la ansiedad, los nervios, el estrés, etc., quizá convendría que hablásemos con un profesional como un psicólogo, el cual puede darnos una serie de pautas para que esa sensación de vulnerabilidad desaparezca o al menos se atenúe y no nos afecte tanto.

Solemos ser reticentes a hablar con estos profesionales, pero suele ser la mejor solución con el fin de ir mejorando poco a poco, siempre a la vez que hacemos lo mismo con nuestra pareja

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